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CAMINO
ALTERNO

  • Foto del escritorFernando Vega

De animales y hombres

Actualizado: 10 feb 2023

En estos días una compañera del trabajo me decía que se sentía muy mal porque se está "deshumanizando" a los perros. Según ella, los perros se han humanizado hace mucho tiempo, han evolucionado al punto de que pueden tener cejas[1] (al menos “internas”, que los dotan de gran expresividad) como los seres humanos, precisamente gracias a la interacción mutua. Los perros no pueden sobrevivir sin la humanidad. Pero, dice la compañera, se les está tratando de manera inhumana.

Los perros son fascinantes. También los gatos, a su manera. Y en general todos los animales tienen su belleza, al fin y al cabo, son un reflejo del Creador. De manera especial San Francisco de Asís supo admirar la belleza de la Creación y tenía una relación muy especial con la misma. ¡Qué bonito es encontrar a Dios en la creación!

¡Qué bueno es que haya gente que se preocupe por los animales! Pero, también hay personas que mueren de hambre y nadie se preocupa por ellos, ¿por qué? Una señora que vende tintos en el Puente Internacional de Rumichaca me dio una respuesta: si la gente aguanta hambre es porque no trabaja. Como quien dice: ¡trabajen vagos! Ella, Andrea, trabaja todos los días vendiendo tintos, arepas, buñuelos, sándwiches… y detrás de ella siempre andan 5 perros. Una perra muy gorda, parda, y sus cuatro amigos. Cuando la gente compra un buñuelo, la perra gorda se le acerca y con una su mano pesada empieza a tocar a la gente para que le den comida. Muy inteligente.
Me contó Andrea que una de las personas que trabaja en el Puente Internacional quiere mucho a los perros, que la perra gorda tenía leucemia y el amigo de los perros le pagó el tratamiento médico para que se recuperara. Después de las quimioterapias la perra volvió y ahora vaga por el Puente sana y feliz. Gorda.

La gente hoy en día se ha vuelto apasionada de los animales. Se derrocha dinero en las mascotas, en celebraciones, se les brindan privilegios incomprensibles y, en medio de esta relación, se les somete a tratos que no son propios de los animales. El hombre es hombre y el perro es perro, eso no se puede cambiar. Y en internet se ve de todo: “la moda de maquillar a los perros para que parezcan más divertidos”[2], “el video de un perro que necesita exorcism o se vuelve viral”[3]. En fin.

Por otra parte, hace poco una señora venezolana llevó a su madre de unos 75 años al Hospital Civil y la dejó abandonada ahí para que la atendieran. La señora estaba en silla de ruedas y en un delicado estado de salud. El Hospital no se hizo cargo de la señora porque no podía asumir los costos de su tratamiento y ella no tenía un seguro médico, así que decidieron llevarla a una Agencia de Cooperación Internacional, pero tampoco quisieron recibirla, así que la señora volvió al Hospital. Trasteada de un lado al otro, como si fuera… una olla, sin nadie que se compadezca.

A ejemplo de San Francisco de Asís, considero que vale la pena tener una relación cercana con la Creación desde la cual contemplar al Creador. Es válido e importante contemplar la maravilla de los ríos, de las hojas, las fragancias, las frutas o los animales. Esa relación puede ser beneficiosa para los seres humanos. Pero estamos llamados especialmente a servir a los seres humanos, a amar hasta que duela, a no ignorar el dolor de un niño o de un anciano.

¡Qué bonito que, así como nos conmovemos con un perro, nos lleguemos a conmover por el sufrimiento de un anciano, por la enfermedad de una persona, por el frío que pasa en la calle un niño de 5 o 10 años migrando de Venezuela a Chile, por el sacrificio de un haitiano que tiene que abandonar a su familia para ir a Chile y luego a Estados Unidos a buscar oportunidades, por tantos niños en Colombia que desean tener un par de zapatos para ir al colegio o unos útiles escolares! Ellos también necesitan amor.

En cada una de estas personas que tanto sufren hay esperanzas, ideas, propuestas, sueños, para un mundo mejor, un mundo en el que los débiles también tenga una oportunidad y no estén condenados a la exclusión. Como dice el Papa Francisco: “La cultura del cuidado es el antídoto contra un mundo impregnado de individualismo y prisionero de la tristeza. Aprendamos a hacernos cargo de los demás, de la ciudad de la sociedad, de la creación, para experimentar la alegría de la amistad y la gratuidad”.


Referencias:

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